El Sueño de Ángel

EL SUEÑO DE ANGEL

Había una vez un cerdo llamado Ángel que quería ser cantante guitarrista, desde que era un cerdito siempre le había gustado escuchar música; se pasaba el día cantando las canciones de moda que sonaban en la radio de la granja, tocando con cuanto tronco y madera encontraba. Todo el mundo le decía que los cerdos no podían ser cantantes y mucho menos ejecutar la guitarra, que si los cerdos son muy grandes, que si los cerdos son muy sucios, que si los cerdos son muy feos… Pero Ángel estaba decidido a serlo, así que tomo sus cosas y se fue a la ciudad a buscar un profesor que le instruyera sus primeros conocimientos de la música, visitó todas las escuelas que había, cuanto profesor encontrase pero en ninguna quisieron darle clases porque su gruñido era muy desagradable. Triste y desilusionado, Ángel decidió volver a la granja, pero cuando llegó a la estación se dio cuenta de que ya no le quedaba dinero para subir al autobús. El pobre animalito necesitaba conseguir dinero para marcharse, pero no sabía hacer nada más que cantar y tocar su pequeña guitarra, aunque a su manera y no se le ocurrió otra cosa que sentarse en la puerta de la estación de autobuses a cantar un blues acompañado de su guitarra. Cantando estaba cuando pasó por allí un productor de cine que se quedó impresionado al ver el sentimiento que Ángel le ponía a su canción.

- Hola, ¿Qué es lo que te pasa?

 -Le preguntó-. ¿Por qué cantas una canción tan triste? 

- Quiero ser cantante y nadie me da una oportunidad 

-respondió el cerdo-.

- Todo el mundo me dice que los cerdos no podemos ser cantantes porque somos feos y sucios y los profesores dicen que tengo mi gruñido es horrible. 

- ¿Ah sí? Pues te diré una cosa; no creo que eso sea motivo suficiente para que te eches atrás, verás, hay cosas que se pueden cambiar, por ejemplo, si te lavas bien estarás más limpio y olerás mucho mejor. 

- Pero los cerdos no se lavan -respondió el cerdo-. 

- ¡Claro, y tampoco son cantantes! Si quieres ser diferente tendrás que hacer cosas distintas. 

- Es verdad... 

- Respecto a lo de ser feo, siguió diciendo el productor, eso es algo que carece de importancia, en realidad, forma parte de tu encanto; además, eso depende de los gustos de cada uno. 

- ¿Y mi voz? -preguntó el cerdo. 

- En mi opinión tiene personalidad propia y, además, cantas con mucho sentimiento y haces hablar y cantar tu guitarra al mismo tiempo; ven conmigo y haré de ti una estrella.

 Y así fue como Ángel, el cerdo que quería ser cantante al ritmo de su guitarra, se convirtió en actor de cine, triunfó cantando y tocando a su manera.