MI VIVENCIA CULTURA
Hoy, encaminados en el transitar de una hermosa experiencia que para muchos a lo largo de las últimas décadas ha sido más que un firme y constante anhelo, ha sido una meta que requiere un compromiso firme con su vida; una firme convicción de tener una casa de estudio a nivel universitario capaz de fortalecer y acrecentar el nivel artístico a través de la formación metódica. Si es bien cierto la intensión de este ensayo no es esclarecer si los artistas nacen o se hacen, es innegable la necesidad del proceso formativo que haciendo uso de la constancia y disciplina permita a todas las personas estimular el desarrollo de sus aptitudes y actitudes de expresión cultural y artística, parafraseando el concepto de arte ésta es una actividad creacionista en la cual se permite expresar emociones y tocar las emociones de aquellos que la perciben, es imposible para algún individuo no haber estado inmerso en una actividad artística de manera directa o indirecta, todos hemos sido parte de un quehacer cultural. Es inmensurable para mi estar hoy incluido en este hermoso proyecto de la Universidad Nacional Experimental de las Artes en la cual los días suelen estar acompañados de lecturas y trabajos para acortar la distancia en la que pronto podamos decirnos somos licenciados en arte (música) hoy estoy convencido que solo existe una forma, un camino para ser más dóciles, más afectivos, más cordiales, más amables; más humanos y es incrementar nuestros niveles de sensibilidad por medio de la actividad artística.
El odio no es más que
la suma de todos nuestros antagonismos
artísticos.
Mi
quehacer cultural y artístico se remonta a mi infancia, es más estoy seguro que
mis recuerdos aún no logran alcanzar algunas experiencias vividas, pero de
manera, digamos consciente puedo
recordar cuando junto a otros compañeros de preescolar solíamos con la ayuda de
nuestras maestras preparar canciones
para presentarlas en actos con motivos de Navidad, día de las madres y otros;
de hecho fue para un día de las madres cuando por primera vez estuve frente a
un grupo de personas que dispusieron su atención para escuchar una actividad
musical en la cual estuviera involucrado, es decir fue la primera vez que
estuve frente a un público, por cierto un público lleno de mucho amor y regocijo; nuestras propias
mamás. Desde ese entonces siempre hubo alguna actividad en la cual ciertas
pinceladas artísticas provistas claro
está de inocencia e inconsciencia acompañarán parte de mi primera infancia;
recitar poemas, cantar una a canción, la actividad de carnaval con sus
disfraces, o una pequeña actuación improvisada por mi maestra de
preescolar, la hermosa maestra Magaly o
algunas de las subsiguientes a ella. Así transcurrió la escuela y la actividad
artística, pudo haber sido mucho más pero, tampoco me quejo (…) lo que se hizo
para el momento fue importante y sobre todo determinante.
La
primera vez que aprendí un instrumento como tal, fue a mis 14 años cuando un
sobrino contemporáneo a mí y de procedencia marabina me presento el ritmo de
aguinaldos (Merengue Venezolano para la temporada de vacaciones) algunos
cuñetes de pintura y palos de escoba
fueron la herramienta perfecta, el segundo piso de mi casa (para ese momento en
construcción) solía albergarnos desde muy temprano sin descanso alguno que sólo
mirar por ratos cortos el resumen del
mundial Francia 98, esto era la única cosa que podía romper nuestra práctica
incesante e incansable la cual, mucho tiempo después entendí, debió haber sido
una obstinante pena para nuestros vecinos, ni siquiera el sueño de mi padre (que
en ocasiones era producto de la guardia del tercer turno que le tocaba por su
trabajo) o los llamados constantes de mamá (bajen a comer) nos podían desconectar
de nuestra práctica apasionante. Para
decir la verdad en ese momento no tenía ni la más remota idea que la música
terminaría siendo tan crucial y determinante en mi vida y eso que un cuatro
acompañó por muchos de esos años de infancia una de la habitaciones de mi casa.
Mis padres no fueron músicos por eso la música de manera formal llega es en
plena adolescencia, aunque si tuve tíos tanto maternos como paternos con
importantes inclinaciones a la música pero solo experiencias empíricas. Algunos grupos como mana siempre se hicieron escuchar en mi casa, entre mis hermanas mayores así
como IllanChester, Aditus, Queen, Bon Yovi, Ricardo Arjona, las GAITAS los
aguinaldos de Vicente Emilio sólo, serenata Guayanesa, un solo pueblo eran
parte de la paleta musical que se escuchaba en mi casa. Claro mucho tiempo después
que supe quiénes eran los que conformaban este importante repertorio.
A
mis 15 años fui invitado a participar del grupo de teatro que hacía vida activa
en mi sector siendo parte de los ensayos para la escenificación de la pasión
muerte y resurrección de Jesús Cristo, mejor conocido como un viacrucis
viviente, esto fue transcendental para mí
porque más allá del contenido religioso, existía un componente artístico,
competencia que se veía alcanzada en el compartir noche tras noche de aquellos
ensayos los cuales llenos de gran ingenuidad incluso actoral lograban
conectarnos afectiva y emocionalmente, los viernes cuando se debían interrumpir
los ensayos por el fin de semana nos quedábamos con cierto sinsabor, esa fue
una experiencia que me tocó vivirla en pleno fervor juvenil me hacía conectarme
con eso que subyace en una parte de todos nosotros, nuestra necesidad de interactuar y de decir
acá estoy mi nombre es Jhimmy.
Para
ya los días de semana Santa me tocó asistir a una misa en la cual pude escuchar
cantar y con un grado altísimo de profesionalismo por parte de un acólito el
tan solemne Pange lingua un himno
eucarística escrito por santo tomas de Aquino, nunca la música había sonado en mis oídos con tanto
poder, la entonación en canto gregoriano de aquel servidor fue tan
impresionante que creo que aún para estos días con mi experiencia y después de
haberla entonado unas cuantas veces me seguirá conmoviendo y emocionando, por
cierto, ese acólito algunos años después terminó siendo un amigo muy cercano y
hasta compadre.La semana Santa concluyó pero mi quehacer cultural apenas comenzaba.
Fui invitado a formar parte del grupo de música de la Iglesia y sin darme
cuenta me tocó en muy corto plazo aprender a tocar más instrumentos, muchos amigos siempre hablan de la facilidad que tuve para aprender, yo que estuve a solas con la guitarra, el
cuatro y el teclado en mi habitación no
diría lo mismo jejeje. Para un músico no
hay mayor intimidad que la que se vive a solas con un instrumento donde
acompañado de la hermosa soledad se crea una de las relaciones más sinceras que
pueden existir, la relación instrumento
alumno, un lugar donde no se puede guardar nada y donde el instrumento comienza
a ser parte de tu vida, donde la única
compañía es la soledad. Algunos músicos
son muy solitarios y esto es normal, porque la soledad se convierte en tu mejor
compañía, además en el escenario se está solo, por más acompañado que estés por
un grupo o una banda a la hora de ser solista nadie entrará por ti.
Un
día sentí que los pequeños cursos de instrumentos en los que hasta ese momento pude haber estado
comenzaban a no ajustarse a mi necesidad y curiosidad. Por tanto llegue a la
tan gloriosa escuela de música de Valera Laudelino Mejías aún recuerdo mi
audición, nunca había tenido una como tal, después de algunas pruebas de oído
melódico,ritmo y memoria musical las cuales no entendía de que se trataba recibíacompaño
de una mirada de ojos prominentes por encima de un par de lentes un papelito de
aprobado junto a las palabras “en secretaria te darán los requisitos” ese sería el inicio de un quehacer musical ya
ahora mucho más formal, encontré en esa escuela amistades y enseñanzas
inquebrantables por parte de maestras y
maestros dignos de llevar consigo esa palabra; serían muchos años los que
transcurriría en ese lugar, estudie piano clásico, piano popular Venezolano,
lenguaje musical, armonía, historia de la música, estética armonía clásica y funcional,
contrapunto, improvisación, cuatro, algo
de guitarra clásica y clarinete. Pero lo más importante es que no sólo aprendí
de música, aprendí de la vida, conocí los más grandes de la música tanto
clásicos como populares.
Dios
me ha regalado cosas grandísimas experiencias y vivencias indescriptibles,
estar frente a un grupo de personas que se les hace llamar público y que
quieren escucharte es algo inigualable, hasta ahora me ha tocado estar frente
al público como pianista solista, como pianista acompañante, como cantante solista, como coralista de la ilustre
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y el Instituto universitario
de Tecnología del Estado Trujillo, de la coral Giovanni Pierluigi da Palestrina,
la música coral junto al piano se han convertido en dos prácticas habituales de
mi vida; como director de varios coros
infantiles pertenecientes al sistema
Nacional de orquestas y
coros de Venezuela más conocido como
orquesta juvenil, invitado a los ensayos del coro sinfónico de la juventud
Venezolana núcleo Mérida, también tocando como pianista acompañante con la
orquesta juvenil de Escuque y de Betijoque,
aún con importantes ausencias sigo dirigiendo casi que de forma vitalicia el
coro de la Iglesia, me he ganado la vida como músico popular tocando en fiestas
con grupos de música Latina, GAITAS.
La
actividad artística me hizo descubriramor por la filosofía para permitirme en estos días
estar finalizando una tesis para optar
al título de Lic. en filosofía, creo que ser parte de la formación de
muchas personas por medio de la música es hermosísimo, ya comienzo a tener
alumnos adultos porque comencé a dar clase muy chamo y creo que uno de las
cosas más hermosa es cuando un ex alumno te dice que lo marcaste y que ayudaste
en su vida, la enseñanza es una experiencia mágica pero creo que la enseñanza
artística es sublime.
"La
música transforma profundamente la psiquis del niño porque abre su intelecto y
su sensibilidad a un horizonte explícito. La música siembra valores en el alma
del niño. Le enseña a apreciar lo bello, lo noble y allí está el germen de lo
que luego se transforma en valores estéticos que luego se traducen en valores
éticos".
José
Antonio Abreu
Para
finalizar quiero resaltar que la vida debe ser siempre un quehacer cultural y
artístico, nuestra sociedad no los pide hoy más que nunca, hoy que vivimos en
un país tan trastocado por las mezquindades político partidistas, por los
egoísmos; por las miserias, ojala algún día tengamos más escuelas de arte y
menos escuelas de policías, menos facultades
para estudiar derecho, menos facultades de ciencias políticas y no tener tanta
gente como decía Facundo Cabral “preparándose para el pleito”
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