jueves, 21 de enero de 2021

MI VIVENCIA CULTURA, Jhimmy Ángel


MI VIVENCIA CULTURA

           

                                                         Jhimmy Ángel

Hoy, encaminados en el transitar de una hermosa experiencia que para muchos a lo largo de las últimas décadas ha sido más que un firme y constante anhelo, ha sido una meta que requiere un compromiso firme con su vida; una firme convicción  de tener una casa de estudio a nivel universitario capaz de fortalecer  y acrecentar el nivel artístico a través de la formación metódica. Si es bien cierto  la intensión de este ensayo no es esclarecer si los artistas nacen o se hacen, es innegable la necesidad del proceso formativo que haciendo uso de la constancia y disciplina permita a todas las personas estimular el desarrollo de sus aptitudes y actitudes  de expresión cultural y artística, parafraseando el concepto de arte ésta es una actividad creacionista  en la cual se permite expresar emociones y tocar las emociones de aquellos que la perciben, es imposible para algún individuo no haber estado inmerso en una actividad artística de manera directa o indirecta, todos hemos sido parte de un quehacer cultural. Es inmensurable para mi estar hoy incluido en este hermoso proyecto de la Universidad Nacional Experimental de las Artes en la cual los días suelen estar acompañados de lecturas y trabajos para acortar la distancia en la que pronto podamos decirnos somos licenciados en arte (música) hoy estoy convencido que solo existe  una forma, un camino para ser más dóciles, más afectivos, más cordiales, más amables; más humanos y es incrementar nuestros niveles de sensibilidad por  medio de la actividad artística.

 

El odio no es más que la suma de  todos nuestros  antagonismos  artísticos.

 

 

 

 

 

Mi quehacer cultural y artístico se remonta a mi infancia, es más estoy seguro que mis recuerdos aún no logran alcanzar algunas experiencias vividas, pero de manera, digamos  consciente puedo recordar cuando junto a otros compañeros de preescolar solíamos con la ayuda de nuestras maestras  preparar canciones para presentarlas en actos con motivos de Navidad, día de las madres y otros; de hecho fue para un día de las madres cuando por primera vez estuve frente a un grupo de personas que dispusieron su atención para escuchar una actividad musical en la cual estuviera involucrado, es decir fue la primera vez que estuve frente a un público, por cierto un público lleno de  mucho amor y regocijo; nuestras propias mamás. Desde ese entonces siempre hubo alguna actividad en la cual ciertas pinceladas  artísticas provistas claro está de inocencia e inconsciencia acompañarán parte de mi primera infancia; recitar poemas, cantar una a canción, la actividad de carnaval con sus disfraces, o una pequeña actuación improvisada por mi maestra de preescolar,  la hermosa maestra Magaly o algunas de las subsiguientes a ella. Así transcurrió la escuela y la actividad artística, pudo haber sido mucho más pero, tampoco me quejo (…) lo que se hizo para el momento fue importante y sobre todo determinante.

La primera vez que aprendí un instrumento como tal, fue a mis 14 años cuando un sobrino contemporáneo a mí y de procedencia marabina me presento el ritmo de aguinaldos (Merengue Venezolano para la temporada de vacaciones) algunos cuñetes  de pintura y palos de escoba fueron la herramienta perfecta, el segundo piso de mi casa (para ese momento en construcción) solía albergarnos desde muy temprano sin descanso alguno que sólo mirar por ratos cortos el resumen  del mundial Francia 98, esto era la única cosa que podía romper nuestra práctica incesante e incansable la cual, mucho tiempo después entendí, debió haber sido una obstinante pena para nuestros vecinos, ni siquiera el sueño de mi padre (que en ocasiones era producto de la guardia del tercer turno que le tocaba por su trabajo) o los llamados constantes de mamá (bajen a comer) nos podían desconectar de nuestra práctica apasionante.  Para decir la verdad en ese momento no tenía ni la más remota idea que la música terminaría siendo tan crucial y determinante en mi vida y eso que un cuatro acompañó por muchos de esos años de infancia una de la habitaciones de mi casa. Mis padres no fueron músicos por eso la música de manera formal llega es en plena adolescencia, aunque si tuve tíos tanto maternos como paternos con importantes inclinaciones a la música pero solo experiencias empíricas.  Algunos grupos como mana siempre se hicieron escuchar  en mi casa, entre mis hermanas mayores así como IllanChester, Aditus, Queen, Bon Yovi, Ricardo Arjona, las GAITAS los aguinaldos de Vicente Emilio sólo, serenata Guayanesa, un solo pueblo eran parte de la paleta musical que se escuchaba en mi casa. Claro mucho tiempo después que supe quiénes eran los que conformaban este importante repertorio.

A mis 15 años fui invitado a participar del grupo de teatro que hacía vida activa en mi sector siendo parte de los ensayos para la escenificación de la pasión muerte y resurrección de Jesús Cristo, mejor conocido como un viacrucis viviente, esto fue  transcendental para mí porque más allá del contenido religioso, existía un componente artístico, competencia que se veía alcanzada en el compartir noche tras noche de aquellos ensayos los cuales llenos de gran ingenuidad incluso actoral lograban conectarnos afectiva y emocionalmente, los viernes cuando se debían interrumpir los ensayos por el fin de semana nos quedábamos con cierto sinsabor, esa fue una experiencia que me tocó vivirla en pleno fervor juvenil me hacía conectarme con eso que subyace en una parte de todos nosotros,  nuestra necesidad de interactuar y de decir acá estoy mi nombre es Jhimmy.

Para ya los días de semana Santa me tocó asistir a una misa en la cual pude escuchar cantar y con un grado altísimo de profesionalismo por parte de un acólito el tan solemne Pange lingua un himno eucarística escrito por santo tomas de Aquino, nunca  la música había sonado en mis oídos con tanto poder, la entonación en canto gregoriano de aquel servidor fue tan impresionante que creo que aún para estos días con mi experiencia y después de haberla entonado unas cuantas veces me seguirá conmoviendo y emocionando, por cierto, ese acólito algunos años después terminó siendo un amigo muy cercano y hasta compadre.La semana Santa concluyó pero mi quehacer cultural apenas comenzaba. Fui invitado a formar parte del grupo de música de la Iglesia y sin darme cuenta me tocó en muy corto plazo aprender a tocar más  instrumentos, muchos amigos siempre  hablan de  la  facilidad que tuve para aprender,  yo que estuve a solas con la guitarra, el cuatro  y el teclado en mi habitación no diría lo mismo jejeje.  Para un músico no hay mayor intimidad que la que se vive a solas con un instrumento donde acompañado de la hermosa soledad se crea una de las relaciones más sinceras que pueden existir, la relación  instrumento alumno, un lugar donde no se puede guardar nada y donde el instrumento comienza a ser parte de tu vida,  donde la única compañía es la soledad. Algunos  músicos son muy solitarios y esto es normal, porque la soledad se convierte en tu mejor compañía, además en el escenario se está solo, por más acompañado que estés por un grupo o una banda a la hora de ser solista nadie entrará por ti.

Un día sentí que los pequeños cursos de instrumentos en los  que hasta ese momento pude haber estado comenzaban a no ajustarse a mi necesidad y curiosidad. Por tanto llegue a la tan gloriosa escuela de música de Valera Laudelino Mejías aún recuerdo mi audición, nunca había tenido una como tal, después de algunas pruebas de oído melódico,ritmo y memoria musical las cuales no entendía de que se trataba recibíacompaño de una mirada de ojos prominentes por encima de un par de lentes un papelito de aprobado junto a  las  palabras  “en secretaria te darán los requisitos”  ese sería el inicio de un quehacer musical ya ahora mucho más formal, encontré en esa escuela amistades y enseñanzas inquebrantables  por parte de maestras y maestros dignos de llevar consigo esa palabra; serían muchos años los que transcurriría en ese lugar, estudie piano clásico, piano popular Venezolano, lenguaje musical, armonía, historia de la música, estética armonía clásica y funcional, contrapunto, improvisación,  cuatro, algo de guitarra clásica y clarinete. Pero lo más importante es que no sólo aprendí de música, aprendí de la vida, conocí los más grandes de la música tanto clásicos como populares.

Dios me ha regalado cosas grandísimas experiencias y vivencias indescriptibles, estar frente a un grupo de personas que se les hace llamar público y que quieren escucharte es algo inigualable, hasta ahora me ha tocado estar frente al público como pianista solista, como pianista acompañante, como cantante  solista, como coralista de la ilustre Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y el Instituto universitario de Tecnología del Estado Trujillo, de la coral Giovanni Pierluigi da Palestrina, la música coral junto al piano se han convertido en dos prácticas habituales de mi vida;  como director de varios coros infantiles pertenecientes al sistema  Nacional de orquestas  y coros  de Venezuela más conocido como orquesta juvenil, invitado a los ensayos del coro sinfónico de la juventud Venezolana núcleo Mérida, también tocando como pianista acompañante con la orquesta  juvenil de Escuque y de Betijoque, aún con importantes ausencias sigo dirigiendo casi que de forma vitalicia el coro de la Iglesia, me he ganado la vida como músico popular tocando en fiestas con grupos de música Latina, GAITAS.

La actividad artística me hizo descubriramor  por la filosofía para permitirme en estos días estar finalizando una tesis para optar  al título de Lic. en filosofía, creo que ser parte de la formación de muchas personas por medio de la música es hermosísimo, ya comienzo a tener alumnos adultos porque comencé a dar clase muy chamo y creo que uno de las cosas más hermosa es cuando un ex alumno te dice que lo marcaste y que ayudaste en su vida, la enseñanza es una experiencia mágica pero creo que la enseñanza artística es sublime.

 

"La música transforma profundamente la psiquis del niño porque abre su intelecto y su sensibilidad a un horizonte explícito. La música siembra valores en el alma del niño. Le enseña a apreciar lo bello, lo noble y allí está el germen de lo que luego se transforma en valores estéticos que luego se traducen en valores éticos".

José Antonio Abreu

 

 

 

 

Para finalizar quiero resaltar que la vida debe ser siempre un quehacer cultural y artístico, nuestra sociedad no los pide hoy más que nunca, hoy que vivimos en un país tan trastocado por las mezquindades político partidistas, por los egoísmos; por las miserias, ojala algún día tengamos más escuelas de arte y menos escuelas de policías, menos  facultades para estudiar derecho, menos facultades de ciencias políticas y no tener tanta gente como decía Facundo Cabral “preparándose  para el pleito”


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AUTOBIOGRAFIA

Nací el día 12 de abril de 1991, a las 10 de la noche en la maternidad Concepción Palacios en Caracas distrito capital. Mis padres son Yraid...